By: Marie River
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia… Proverbios 3:5
Tal vez estés tan cansad@ de equivocarte en el amor…
Hoy quiero abrirte mi corazón…
Caí, me levanté, me volví a caer y me volví a levantar…
No me equivoque una vez, si no dos veces…
Mi primer noviazgo fue dentro de la iglesia y duró 2 semanas…
Y yo misma sabía que era un error desde el principio, pero seguía ahí…
Este chico tomaba mi corazón y jugaba con el cómo balón de futbol…
Luego lo estrujó como papel y lo desecho al zafacón…
El estaba enamorado de otra chica, y para llamar su atención me enamoró de mentiritas yo creyendo que era verdad (claro que eso no lo sabía, lo supe después)
Cuando me di cuenta ya mi corazón estaba muy dañado…
Mi segunda relación de noviazgo duro 1 año…
El chico dejándome y me confiesa que había pecado de lujuria en él y el amaba a Dios y no quería fallarle a Él ni a mí…
Cosa que yo no entendía, porque estaba muy enamorada…
Me decía tenemos que terminar no quiero hacerte daño…
La tentación nos rondaba… (La verdad hoy día le doy las gracias por ser tan sincero)
Y yo seguía enamorada y no entendía nada…
Y en medio de mi dolor, de mi pataleta, de mi berrinche, terminamos y yo le reclamaba a Dios…
Incluso iba a los retiros espirituales, vigilias, toda actividad espiritual para que Dios me devolviera al chico…
Trataba de manipular a Dios…
Y como Dios no me contestaba me peleaba con el…
Un día me toca llevar a los jóvenes a un retiro y me la pase en el altar orando y llorando… ¿Para qué?
Para que me devolviera el chico…
Comenzó la Predica una hermana Pastora y yo seguía en el altar orando y llorando…
Recuerdo que al terminar la Predica, la Pastora baja del altar, pone sus manos sobre mí y Dios comienza a hablarme a mi vida a través de ella y me dice: TE DIJE YA QUEE NOOO
Ufff fue como un balde de agua fría, muy fría… Dios me estaba diciendo que no me devolvería a aquel chico
Allí me dio otra pataleta, que yo creo que hasta los vecinos de la iglesia me oían…
Estuve como una semana llorando… sin consuelo
Peleando con Dios y sin entender nada…
Y hasta llegue a sentirme culpable…
Y comenzó mi proceso de sanidad y restauración…
Ya no quería seguir así, ya no quería seguir poniéndole parchitos o banditas a mi corazón…
Ya no quería llorar más…
Continuará...